Mi propio miedo comenzó cuando pensaba en mi papá que había cumplido más de ochenta años, diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer. Hacía poco había sufrido un colapso y fue hospitalizado. Mi familia y yo nos preocupábamos mucho por su salud y bienestar.
Esto me indujo a preguntarle a un monje durante el retiro cómo se podría dar consuelo a alguien que enfrentaba el miedo y la preocupación por su muerte inminente. Me respondió, “Busca el lugar del silencio y la impavidez en ti mismo. Entonces podrás estar con otros, asegurándoles que no hay nada temer.”.
Estas palabras me penetraron hasta el corazón mientras que el retiro progresaba. Me di cuenta de que yo estaba buscando la paz y la tranquilidad, y la valentía para enfrentarme al desconocido.
A la mitad del retiro, ofrecí a cambiar mi habitación del dormitorio de huéspedes por el piso de la sala de meditación, donde la gente medita varias veces al día frente a una estatua gigantesca del Buda con cuadros de bodhisattvas y seres divinos a su lado.
Había un participante enfermo el que necesitaba la calidez y confort del dormitorio para curarse de su gripe. Lo consideré como una bendición tanto por poder ayudar a un miembro de la comunidad espiritual como por la oportunidad de dormir cada noche a los pies del Buda. En cierto sentido, me sentía que me vigilaba mientras dormía, mientras que al mismo tiempo yo vigilaba a otro durante su tiempo de necesidad.
Mis responsabilidades incluían llevarle comida tres veces por día. Siempre tocaba a su puerta suavemente, sonreía, la pasaba la bandeja, le preguntaba por su salud, y luego me despedía con un gassho y un deseo por su pronta recuperación. Pensé en lo irónico que fue. Todos sufrimos, cómo nos señaló el Buda, y todos buscamos la cura. Somos tantos los enfermeros pacientes como los que necesitan ayuda.
Este mundo impermanente de samsara no puede ser nuestro refugio. Por medio de la práctica espiritual, podemos superar nuestra enfermedad existencial, nuestro sufrimiento de adhesión a cosas pasajeras, para encontrar la paz.