Así que comencé a trabajar y a procesar mi miedo. Cuando surgió en mí, intenté usar atención vigilante para percibir el miedo igual que cualquier otra emoción fuerte, observando como las sensaciones y pensamientos surgían en el cuerpo mientras que resistía la tentación de apegarme a ellos como una realidad.
Al recordar el Dharma y la práctica, me dije a mi mismo, “Puede ser que esté equivocado. Quizás este miedo no se basa en ninguna realidad. Podría ser que tengo miedo puesto que me identifico y me apego a este cuerpo limitado.” Esta manera de pensar me calmaba mucho y me permitía comenzar a abrirme a una ayuda de otro nivel, de la Fuente misma.
Lo que surgió primero fue una necesidad encontrar una nueva manera de sanarme, una que pudiera ser más holística que me permitía percatar de mi ser más allá que sólo el nivel físico. Me di cuenta de que mi sanación estaba en múltiples niveles, incluyendo lo emocional y lo espiritual.
Así que me abrí, confié en lo desconocido y pregunté: “¿Cuál es el próximo paso?” Surgió entonces una sensación de que debería buscar un centro holístico. Busqué en el Google, usando las palabras “sanación holística”. El primer centro que apareció estaba unas pocas calles de mi casa.
Leí que el centro incorporaba tanto métodos Orientales como Occidentales, además incluía homeopatía y medicina China. Debido a que los médicos me informaron que no podían hacer nada más para que se desbloqueara mi arteria, me di cuenta de que necesitaba algo que pudiera darme esperanza, que eliminara la enfermedad desde su raíz.
Me puse en contacto con el centro y le expliqué al médico que mi energía había sido muy baja desde hacía algunos meses. Me recetaron gotas homeopáticas las que consistían en varias yerbas y flores, además de una dieta especial que pudiera eliminar los venenos ingeridos por alimentos refinados, químicos, conservadores, y productos lácteos.
Fue un cambio drástico en mi régimen normal, pero dentro de unas pocas semanas, me sentí mucho mejor. Mi energía volvió. De hecho, se duplicó y me sentí más tranquilo conmigo mismo y con los demás. El segundo mes de tratamiento, el médico me explicó que muchas veces el cuerpo manifiesta síntomas con origen en las emociones.
Le pregunté qué significaba enfermedad cardíaca. Comentó que, en el sistema China, enfermedad cardíaca puede relacionarse con un sentido profundo de traición. Algo en mi parecía reconocer este hecho.
Había experimentado varias veces en mi vida un corazón roto debido a relaciones fracasadas, acompañadas con un sentido de traición, por lo que surgió un deseo de crear una cerca interior de protección y seguridad. Aunque me fue necesario en el pasado para sobrevivir, tuve la oportunidad de deshacerla, para encontrar una confianza en lo Divino, que se manifiesta como más confianza en los otros, lo que pudo apoyarme en mi sanación física.