La fe que nos lleva a la Iluminación se ve reflejada en el Sutra Avatamsaka, donde se encuentra el bodhisattva Samantrabhada que entrega el más entusiasta himno de elogio de todo el budismo al alabar la fe de bodhisattvas…
Fe profunda, creencia, y resolución siempre pura,
Ellos (bodhisattvas) honran y respetan todos los Budas…
Profundamente creen en el Buda y las enseñanzas del Buda,
También creen en el Camino atravesado por budas futuros,
Y creen en la suprema gran iluminación:
De este modo los seres iluminados (bodhisattvas) comienzan a despertar su voluntad…
La fe es la base del Camino, la madre de virtudes,
Alimenta y crece todas maneras buenas,
Corta la red de duda, libera del torrente de pasión,
Revela el sendero sin igual de la máxima paz.
Cuando la fe es inmaculada, la mente es pura;
Oblitera el orgullo, es la raíz de reverencia,
Y la riqueza más destacada en el tesoro de la religión…
Fe es generosa…
Fe felizmente puede entrar las enseñanzas del Buda;
Fe puede aumentar el conocimiento y la virtud;
Fe puede asegurar llegada a la iluminación…
Fe puede ir más allá de los senderos de demonios,
Y revela la vía sin par de liberación…
Fe es la semilla pura de la virtud,
Fe puede crecer la semilla de la iluminación.
Fe puede incrementar el entendimiento supremo,
Fe puede revelar los Budas…
Fe es la más poderosa, muy difícil poseer;
Es como tener en todos los mundos
La maravillosa perla cumple-deseos.
Cuando nos sentamos en zazen, es un acto de fe: confiamos que somos Budas, confiamos en las enseñanzas del Buda para abrirnos a esta verdad, y confiamos que es algo aquí y ahora a experimentar directamente, lo cual se percibe como la mente calma y lúcida del “no sé” de zen.
Nos abrimos a la mente original, al sentarnos sin movernos, observamos las kleshas y nuestro apego a los hábitos mentales que causan el sufrimiento, y al soltarlos nos purifica de su influencia.
Fe es tanto la voz de nuestra naturaleza búdica que nos llama a practicar como el resultado final de Iluminación.
Sin fe, nunca llegaremos a practicar, y así, nunca entenderemos nada.
Por tanto, la fe precede la práctica y es inseparable del entendimiento, ambos nos llevan por el río de ignorancia para reunirnos con la seguridad, la paz y la salvación más allá de la vida y la muerte, el mar de la mente de Buda.