Desde el samadhi nace un Buda. Es la matriz en la cual se despierta a la plena conciencia de que “Soy Buda”. El rol del samadhi es imprescindible a la Iluminación y la práctica espiritual. Si nos falta samadhi, nuestra práctica se vuelve insípida y poca profunda, un mero seguir ciego de reglas y leyes.
En cambio, entrar en samadhi es un acto de fe y confianza en el que nos rendimos a la Mente Única y comenzamos la práctica verdadera de zen. En vez de entender el samadhi como la meta final, de hecho, es el punto de partida para que entres en el camino de los Budas iluminados.
¿Qué es el samadhi? Samadhi es la consciencia profunda libre de pensamientos discriminantes y basada en la concentración no conceptual. Así que se libera de la insatisfacción causada por el placer o dolor.
Nos experimentamos esto claramente el retiro pasado. Después de estar meditando tres días en silencio, muchos de nosotros sentimos dolores de espalda y cuello, batallamos con sueño y cansancio, frío y molestias interiores.
Sin embargo, debido a la buena determinación y supremo esfuerzo, en la última sesión del penúltimo día, logramos como grupo un momento en el que reinó el silencio supremo.
En ese momento fue evidente que la mente chica por fin se había callado. Fue como si el mundo entero se hubiera parado, y se abrió una puerta interior en donde todo se volvió cristalino. Las quejas y molestias se quedaron en segundo plano, y lo que se reveló fue la plena consciencia sin pensamientos discriminativos, un sentido de que todo está en equilibrio, una armonía profunda y silenciosa.
Este momento fue samadhi, la concentración profunda sin estorbos, preocupaciones, deseos, ansias, o miedos. Simplemente estábamos todos allí, transparentes y radiantes, la Mente del no pensar.