Capítulo 23.2. La Fuente

EL PERDÓN DE BUDA

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Sin embargo, esta percepción no se logra intentando conseguir algo. Ni debemos apegarnos a la percepción de vacuidad ni a la inactividad ni a la mente en blanco. Esto sería apego a una idea o algún objeto de consciencia.

 

 

Efectivamente, se dirige la atención a donde viene la consciencia ahora en este momento, lo que siempre está aquí en este momento preciso. La percepción no depende de ningún estado de ánimo, aunque estés feliz, enojado o deprimido.

 

 

No obstante, es más fácil realizarla cuando hay menos distracciones mentales. Por eso, practicamos meditación para calmar la mente, y soltar nuestros apegos a los pensamientos y las sensaciones, los objetos de la consciencia.

 

 

Tampoco esta percepción depende de buscar otro estado o lugar, siempre está aquí y ahora, en este estado preciso, en este lugar. Nada está apartado de esta Fuente, ni cuando estamos confundidos, distraídos o engañados. Simplemente permitimos que nuestra conciencia actual regrese a la Fuente.

 

 

El zazen es el movimiento de la conciencia invirtiéndose a la Fuente aquí y ahora. La práctica consiste en detener la cadena de pensamientos ordinarios que une cada pensamiento con otro pensamiento. Esto no significa no pensar, sino no apegar al pensamiento, convirtiéndolo en algo, sea una sensación, una emoción, o una cosa.

 

 

Simplemente seguimos el rastro hasta llegar a la Fuente. Así, volvemos a lo que siempre es presente incluso antes del pensar. Y desde allí, continuamos hasta que eso desaparece también. No te apegues ni a esa “Fuente”, o sea, la idea, concepto o percepción de un objeto llamado “Fuente.”

 

 

En la práctica cotidiana del zen, la calma lucidez de la mente significa nuestra capacidad de ver a través de las cosas y permanecer funcionando desde la Fuente en cada momento de la vida. Así, estamos experimentando esta Fuente, e incluso nos damos cuenta de que somos esta Fuente en toda actividad.

 

 

Nuestra consciencia está iluminando la Fuente misma de la consciencia. Tú eres esta Fuente, y esta Fuente está constantemente iluminándose a sí misma. Sólo tienes que darte cuenta de esto. Al ver un pensamiento, sigues rastreándolo a su Fuente.

 

Capítulo 23.2. La Fuente

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